A L M A

En un mundo que intentaba contenerla, ella era como un río salvaje que fluía libremente. Era una fuerza de la naturaleza, imprevisible y poderosa, que se negaba a ser contenida. Sabía que cada día era una oportunidad para crecer, para emanciparse, para descubrir facetas insospechadas de sí misma. No le asustaban los retos, porque sabía que cada obstáculo era una oportunidad para superarse a sí misma. Estaba orgullosa de su cuerpo, de su feminidad, de su sensualidad. Era ella misma. Tenía un alma libre que no conocía límites.

VER LA COLECCIÓN